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Se asienta sobre una falla de 300 m. de altura, el Teso de San Cristóbal cuenta con:
- Restos arqueológicos de la cultura celta (un castro y varias tumbas).
- Vegetación de gran interés
- La Peña del Pendón, con unas entalladuras que permiten subir hasta su parte superior, donde encontramos un trono esculpido. La peña está apoyada en su centro de gravedad, de modo que una sola persona puede balancerla con poco esfuerzo.
Ermita de San Cristobal
A pesar de no haberse realizado excavaciones arquitectónicas, posiblemente el Teso de San Cristóbal albergue un castro prerromano de la II Edad del Hierro, ya que se han hallado restos aislados de ceramica a mano de esta época y una piedra grabada con un caballo y su jinete, de dibujo esquemático y surco en U, hoy desaparecida.
Este castro fue probablemente ocupado también en tiempos romanos, ya que en el año 1992 se encontraron restos de cerámica romana, e incluso una estela, también hoy desaparecida, que fue reutilizada como sillar en la construcción de la Ermita, así como piedras molederas, molinos, restos de fundición de hierro, cerámicas etc.
La Ermita de San Cristóbal y los restos de la Casa del Ermitaño, nos hablan igualmente de la ocupación de este lugar hasta hace algunos siglos. Sin embargo nada queda ya de los restos de la Casa del Ermitaño y del aspecto original de la ermita, de la cual tan sólo permanecían en pié, antes de su restauración, dos arcos abovedados, uno de medio punto y otro apuntado, integrados en el proceso de reconstrucción de la Ermita.
Junto a la Ermita podemos ver, perforadas sobre el suelo granítico, dos sepulturas rectangulares, de tipo bañera, de cronología probablemente medieval